martes, 17 de febrero de 2009

Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran


Mi familia pasa por un momento de mucha tristeza. El pasado 12 de febrero murió la madre de mi cuñado Alex Veloz, Beatriz Lockward de Veloz… o como cariñosamente le conocimos muchos, Dña. Batty. Luego de un mes luchando con un quebranto de salud al Señor le plació llamarla a su presencia.

En medio de todo el dolor que ha envuelto a nuestra familia (porque ciertamente cuando dos personas se unen en matrimonio no solo se casan ellos como pareja sino que se casan dos familias y así lo hemos sentido y vivido nosotros) he podido reflexionar y ver un texto en particular de la Biblia bajo una nueva luz.

Me refiero al pasaje de Romanos 12:15 que dice, “Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran”. Dos polos opuestos.

La vida nos brinda tantos momentos que producen gozo. El nacimiento de un hijo, las primeras palabras de un bebe, el ganar en una actividad deportiva, la graduación de la universidad, un matrimonio, etc.

Así la vida nos brinda momentos que nos llevan a llorar. La enfermedad de un hijo, la cancelación de un trabajo, la ruptura de una amistad o relación, la muerte de un ser querido, etc.

Precisamente ante la muerte de Dña. Batty es que armé este bosquejo de pensamientos ante la posibilidad de que se me pidiera compartir algo en un momento determinado.

Fue tan grato ver todas las personas que desfilaron por la casa, la funeraria, el cementerio, personas que desde el exterior llamaron, escribieron correos electrónicos, expresando su pesar y cumpliendo esto de “llorar con los que lloran”.

Pero entonces se me ocurrió. Ciertamente la muerte de un ser querido produce un terrible sentimiento de dolor y vacio. Tanto se habla en la sociedad de que mejor es la muerte a tiempo que a destiempo. Entendiéndose que a destiempo seria cuando alguien muere dentro de un marco de edad relativamente joven. Una muerte a tiempo seria aquella de una persona que ya haya alcanzado cierta edad (mayor de 65?) y que haya logrado tocar esta etapa postrera del ciclo humano.

Pero yo digo, y cuando hay una muerte a tiempo? Porque cierto, si se muere un ser querido digamos a los 30 años fruto de un accidente o enfermedad, en pleno desarrollo de su existencia, dejando familia e hijos jóvenes seria una muerte chocante, que tomaría a uno por sorpresa, que no guarda relación con el promedio de vida que tiene el ser humano.

Pero bien, y si muere una abuela con quien me crie, con quien he vivido un sin número de recuerdos y vivencias gratas que han marcado mi vida y finalmente la vejez y el deterioro - (2 Corintios 4:16 – “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.) les alcanzan y digamos muere a los 95 años?

Claro, como digo yo, si ponen un contrato que me garantice vivir hasta los 95 lo firmo huyendo. Muchos dirían que el que pierda un ser querido en tan avanzada edad debe de sentirse mas que agradecido y alegre. Cierto. Pero por cuanto quisiera yo ver morir, por mas edad que sea, a un padre, madre, esposa, etc? El dolor es duro…si, hay mayor conformidad si muere de avanzada edad a diferencia si muere joven, pero una perdida es una perdida.

No podía mas que mirar a los que allí nos dimos cita para acompañar a la familia Veloz Lockward y reflexionar de que ciertamente es oportuno llorar con los que lloran. También a la vez pensé en aquel pasaje bíblico que se encuentra en el Salmo 116:15 que dice “Estimada es a los ojos de Dios la muerte de sus santos”.

Que revelación sentí entender al momento. La morada celestial debe de ser la parada final de todo ser humano. Se nos da la oportunidad de adquirir dicha entrada al cielo por medio de la fe en Cristo y el perdón que solo El da. En vez de mirar la muerte como un lamento bien debiese mirarse (sobre todo para aquel que vaya con boleto en mano como yo sé era el caso de Dña. Batty ) como un gran y gozoso acontecimiento.

No en vano cuando se muere un ser querido que ha logrado vivir su vida con su fe puesta en Dios decimos que la partida es “agridulce”. Amarga por el dolor de la separación física pero dulce por el paso que da la persona que muere en Cristo a vivir una eternidad en la presencia de Dios.

En el memorial un pastor amigo de Dña. Batty residente fuera, Miguel Castillo me parece era su nombre, hice alusión en una reflexión de cómo a veces las personas se sorprenden que los cristianos canten en sus memoriales y entierros. Lo que me recordaba un libro que una vez leí que narraba como hay culturas que al nacer un bebe, al una madre dar a luz, todos sus allegados y la familia llora ese nacimiento.

La expresión que abunda, contrario a lo que exhibimos en nuestra cultura local de gozo y alegría, es una manifestación de dolor, llantos y pesar. Como para asi decir que el que llega a este mundo tendrá que mal pasar. Pero en estas mismas culturas al morir alguien se torna la expresión y la actitud de los vivos toda una celebración. Se canta, se baila, se ríe porque hay un entender que esa persona estaría mejor en el mas allá.

Resumiendo entonces, todo esto para decir... que bueno cuando se muere un ser querido y esa persona parte con el Señor. Momento amargo….pero momento dulce también. Por eso yo en lo particular he llorado…..pero me he gozado también.

3 comentarios:

  1. Modesto estoy de acuerdo contigo, aunque no trate de cerca a Doña Baty, me identifique mucho con su caso, estuve orando de manera especial por su salud, pero gloria a Dios por su desicion final.

    Me uno al dolor de sus familiares, pero al igual que tu, siento la satisfaccion que pasó a una mejor morada con el señor.

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  2. Asi es...En esto esta basada nuestra esperanza.

    Yo solo me pregunto, de aquellas personas que no saben a donde van o no saben donde van sus seres queridos, que tormento deben tener en estos momentos.

    Gracias Mo por las notas.

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