sábado, 4 de abril de 2009

Espiritualidad...virtud de lider.


Aquí comienzo mi primera entrada a esta reflexión sobre lo que fue el liderazgo del presidente estadounidense Ronald Reagan. Una primera virtud que yo he encontrado el tuvo y que no debe faltar en nadie es aquella de que fue una persona temerosa de Dios.

El Presidente Reagan fue un hombre criado bajo la tutela de un padre católico y una madre que pertenecía a una denominación llamada Discípulos de Cristo, esta ultima jugando un papel en la formación de sus principios y valores y su fe hacia Dios.

Muchos libros se han escrito sobre su filosofía política, de comercio, su política con el medio oriente, su presión y oposición al comunismo soviético, hasta de sus cartas íntimas a su esposa Nancy Reagan. Sin embargo parece ser que poco se ha escrito sobre el papel que jugó sobre la vida del Presidente Reagan su fe en Dios.

No me iré tan lejos como a decir que el Presidente Ronald Reagan haya sido un cristiano de “voz y trompeta” como reza la canción de Juan Luis Guerra pero si fue un hombre que se vio convencido de que Dios era real y que solo dependiendo de El podíamos nosotros salir a camino.

También sé que contó con una influencia negativa de su esposa Nancy Reagan quien consultaba astrólogos y demás. Pero su temor a Dios y dependencia es el testimonio que comparten todos los que vivieron y compartieron su vida.

El dibujo que adjunto a este artículo es de un cuadro famoso que se exhibe en la Casa Blanca y que presenta a un General George Washington, primer presidente estadounidense, arrodillado en un bosque orando. Era costumbre de Reagan, al pasearse por los pasillos de la Casa Blanca, detenerse y contemplar dicho cuadro que el catalogaba como “el cuadro más sublime en la historia americana.

Decía el que esa imagen del Presidente Washington arrodillado sobre la nieve “ilustraba a una persona que sabía que no era suficiente contar tan solo con su propia valentía y bondad, sino que debía procurar la ayuda de Dios, su Padre y Guardador…”.

Reagan una vez dijo haciendo eco de lo que pronunció Washington en una ocasión, “No es posible que una nación alcance prosperidad política sin el respaldo indispensable de la fe y la moral.”

En una ocasión hablando ante una convención nacional de locutores religiosos dijo, “yo sé que a veces se me acusa de simplista pero yo creo con todo mi corazón que dentro de este libro (apuntalando a un biblia delante de El) se encuentran todas las respuestas a los problemas que confrontamos”.

Un asesor político, no del todo montado sobre la idea de que el presidente estuviese siendo tan “religioso” dice que “la casa se vino abajo con aquel cometario…los aplausos duraron un buen rato.” Lo interesante que el añadió fue, “yo sé que no fue una parte de su discurso para congraciarse con el sector religioso sino que él estaba de manera contundente convencido de lo que decía”.

Parte de su lema de gobierno fue “Educación, Fe y Libertad”. Durante su debate presidencial con Walter Mondale comentó que él no podía imaginarse siendo jefe de estado sin depender en Dios por medio de la oración. Era un hombre dado a orar y a orar el mismo ante determinados eventos o reuniones pidiendo la guianza y la bendición divina.

Resumiendo…un gran líder, cualquiera su plataforma de influencia, necesita contar con el auxilio y la dependencia de Dios. No fue esto lo que diferenció a un Rey David de un Rey Saúl? David como líder del pueblo, como jefe de estado, consultaba y tomaba en cuenta la voz de Dios.

Ojalá nosotros seamos personas que entendamos al igual que Washington, quien tenía sus meritos, talentos, pasado favorable pero que entendía que todo eso no sumaba nada sino contaba con el favor del Altísimo.

Cierro con esta frase que compartió Reagan estando en Europa una vez…“Estoy convencido que el hombre solo logra real liberación cuando se ata a Dios y se compromete a su prójimo”. Vivamos apegados a la regla de oro…amemos a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.